COMIENZO DEL NUEVO TESTAMENTO
Juan explicó la diferencia entre el Antiguo Testamento y el Nuevo así: “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Jn 1:17). Por eso, no se puede entender el Nuevo Testamento sin el Antiguo, pero el Antiguo queda incompleto sin el Nuevo. Estudiaremos ahora la primera de las cuatro secciones del Nuevo Testamento: Los Evangelios.
En forma muy apropiada, los Evangelios están en el centro de las siete secciones de la Biblia: (1) la Ley, (2) los Profetas, (3) los Escritos, (4) los Evangelios, (5) Hechos, (6) Epístolas de los Apóstoles y (7) Apocalipsis.
Así, las secciones anteriores apuntan hacia Cristo y las posteriores al desarrollo de sus enseñanzas.
Estos cuatro Evangelios componen los escritos más importantes que existen en la historia de la humanidad. Todos los demás libros pueden ayudarnos en el área humanística, y, de hecho, han mejorado el bienestar del hombre sobre la tierra. Pero con estos cuatro relatos sobre el Señor Jesús, podemos aprender mejor que en ninguna parte cómo entrar en el Reino de Dios y recibir la vida eterna. Nada se compara con esto. Por eso Cristo dijo: “La ley y los profetas eran hasta Juan [dieron el mensaje de Dios]; desde entonces el reino de Dios es anunciado [no por los profetas, sino por el Verbo, Dios en la carne] y todos se esfuerzan por entrar en él. Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la ley” (Lc 16:16). Dijo lo último para mostrar que el AT no ha sido abolido y es necesario para seguir a Cristo.
Halley comenta: “Los cuatro Evangelios son, bajo cualquier punto de vista, la parte más importante de la Biblia. Son más importantes que todo el resto de la Biblia junto, y más importantes que todos los demás libros del mundo juntos, pues podríamos pasarnos mejor sin el conocimiento de todo lo demás que estar sin conocer a Cristo. Los libros bíblicos que los preceden anticipan al Héroe de los Cuatro Evangelios, y los que los siguen lo explican” (p. 365).
Por eso, sin los Evangelios, sólo contaríamos con la ley y los profetas, que no son suficientes para mostrarnos todo el Plan de Salvación ni cómo aplicar en forma plena la Ley y la Gracia. Tampoco como gentiles tendríamos la presencia del Espíritu Santo, que es la tercera Persona de la Trinidad y quien nos permite entender lo espiritual. Como dijo Pablo: “Así nadie conoció las cosas de Dios, sino [mediante] el Espíritu de Dios” (1 Co 2:11).
De modo que debemos sentir una verdadera reverencia a lo que vamos a estudiar. Aquí está retratado el Señor Jesucristo como nuestro ejemplo perfecto, nuestro amoroso Sumo Sacerdote, nuestro Redentor, Substituto e Intercesor, y el modelo para conducir nuestras vidas. Todo lo que dijo debemos tomarlo muy en serio, como de Dios mismo. Son palabras de vida para todos nosotros.
Estos Evangelios son cuatro relatos de la vida de Jesús, pero desempeñando 4 diferentes funciones y enfocados hacia cuatro distintos grupos. Unger explica: “Como retratos, los evangelios presentan cuatro poses distintas de una personalidad única. Mediante la inspiración del Espíritu Santo, Mateo presenta a Cristo como rey, Marcos como siervo, Lucas como hombre, y Juan como Dios...están orientados hacia las diversas clases de la sociedad del Siglo 1 y de nuestra era: Mateo hacia los judíos, Marcos hacia los romanos, Lucas hacia los griegos y Juan hacia [el mundo entero]” (p. 472, 474). Otro autor añade: “Cada uno de los evangelistas nos presenta a Jesús de una manera distinta. La grandeza de su persona no podría haberse presentado en un solo cuadro. Por esta razón tenemos cuatro retratos, cada uno de los cuales recalca facetas distintivas del carácter de Jesús” (Manual Bíblico Ilustrado, p. 470). Cada uno de los evangelios entrega una faceta distinta de Jesucristo, el Dios-hombre.
Estudiemos ahora más de cerca cada uno de estos evangelistas y veamos el símbolo de su Evangelio según las tribus de Israel y los cuatro rostros del querubín.
PRIMER EVANGELIO - MATEO: PUBLICANO Y APÓSTOL
Mateo, el primer escritor, fue uno de los 12 apóstoles originales y también era llamado Leví (Mr 2:14). Parece que su nombre original era Leví y al ser nombrado apóstol, fue llamado Mateo, que significa “Don de Dios”. Tenemos el mismo caso con Pedro que tuvo otro nombre primero, Simón (Jn 1:42). Por su profesión de publicano, Mateo era un hombre bien educado y conocía íntimamente las enseñanzas judías. Condenó más que los otros evangelistas las tradiciones judías que habían envenenado el “pozo” de las verdades de Dios que el pueblo recibía. Escribió este Evangelio en los años 50s.SEGUNDO EVANGELIO – MARCOS: DISCÍPULO Y ACOMPAÑANTE DE PABLO Y PEDRO
Marcos dirigió su Evangelio principalmente a los crueles romanos que estaban a cargo de Judea. Mostró que Cristo, el verdadero rey, vino para servir y no para ser servido. Comenta Unger: “Está orientado, no a los judíos como es el caso de Mateo, sino al mundo romano, dando una semblanza de Jesús como el poderoso Hijo de Dios, cuya palabra era ley tanto para el mundo natural como para el sobrenatural [sus milagros]. Lo paradójico es que este poderoso Hijo de Dios es Siervo del hombre, Salvador y Redentor” (p. 501).Respecto a Marcos, llamado Juan Marcos, Unger dice: “El nombre ‘Juan Marcos’ aparece a menudo en Hechos y en las Epístolas (‘Juan’ es el nombre judío, ‘Marcos’ el nombre latino). Su madre tenía una casa en Jerusalén donde se reunía la Iglesia primitiva (Hch 12:12). Era sobrino de Bernabé, el compañero de Pablo. Marcos empañó la consideración que Pablo le tenía al desertarlo a él y a Bernabé cuando el primer viaje misionero iba por la mitad. Pero Bernabé le dio una segunda oportunidad, y posteriormente se ganó el amor y respeto de Pedro y Pablo. Fue un verdadero consuelo para Pablo en la prisión (Col 4:10), y Pedro, al cual acompañó a menudo, lo amaba como a su propio hijo” (1 P 5:13). (Manual Bíblico Ilustrado, p. 499). Escribió su relato alrededor de los años 50 y 70 d.C.
TERCER EVANGELIO – LUCAS: EL FIEL COMPAÑERO DE PABLO
Unger explica: “Su autor es Lucas ‘el médico amado’ (Col 4:14). Se trata de uno que, juntamente con Marcos, fue compañero y colaborador de Pablo” (p. 520). Añade Halley: “Lucas da prominencia especial a la humanidad de Jesús. Así como los demás evangelistas, presenta a Jesús como Hijo de Dios; pero da lugar especial a la compasión de Jesús hacia los débiles, los enfermos y los desechados de la sociedad. Se cree comúnmente que aun cuando los cuatro Evangelios eran destinados a la larga a toda la raza humana, Mateo tenía presente de manera inmediata a los judíos, Marcos a los romanos, y Lucas a los griegos. La civilización griega representaba la cultura, la filosofía, la sabiduría, la razón, la belleza y la educación. Para apelar pues, a la mentalidad meditativa, culta y filosófica griega, Lucas presenta en un relato completo, ordenado y clásico lo que ha sido llamado ‘el libro más hermoso que jamás se haya escrito’, presentando la gloriosa belleza y perfección de la vida de Jesús; el Hombre ideal y universal. Luego, a estos tres Evangelios Juan añadió el suyo, para hacer claro e inequívoco que Jesús era Dios encarnado en forma humana” (p. 430). Su relato es del año 64-70 d.C.CUARTO EVANGELIO – JUAN: EL APÓSTOL MÁS AMADO POR JESÚS
Halley comenta: “El autor [Juan] no se identifica a sí mismo sino al llegar al final de su libro (Jn 21:20,24), en donde dice que es ‘aquel discípulo al cual amaba Jesús’. Era un comerciante más o menos acomodado y uno de cinco socios en una empresa pesquera de importancia pues empleaba a trabajadores (Mr 1:16-20). Además de su negocio de pesca en Capernaum, tenía casa propia en Jerusalén (Jn 19:27) y era conocido por el sumo sacerdote (Jn 18:15). El Señor Jesús lo apodó ‘Hijo de Trueno’ por tener un carácter tempestuoso que luego logró dominar” (p. 470). Su Evangelio es muy distinto a los demás. Se dirigió al mundo entero para mostrar que Jesucristo es Dios el Verbo, y que toda la humanidad puede entrar al Reino de Dios mediante la fe en él. El Evangelio fue escrito alrededor del año 90 d.C.Ahora bien, la mejor manera de cubrir estos cuatro relatos del Señor Jesús es en forma cronológica, y para eso, es necesario entregar un índice que servirá de guía para los estudios sobre los evangelios. (El índice será añadido al final de nuestro estudio).
Es importante recordar que estas 16 secciones serán la base de los estudios que estaremos entregando sobre el Señor Jesucristo. Habrá algunas de ellas que requerirán más de un estudio, pero este es el patrón básico que seguiremos hasta llegar a la próxima etapa de la Biblia que es el libro de los Hechos. En la próxima sección comezamos con Juan 1:1.