EN EL ESTANQUE DE SILOÉ. EL BUEN PASTOR
Estamos acercándonos a la última semana de la vida del Señor Jesús, pero hay una sección que debemos repasar de su vida que sólo se encuentra en el evangelio de Juan. Es alrededor de diciembre, y el Señor Jesús está en Jerusalén, cerca del templo de Dios. Acaba de hablarles a los judíos de su preexistencia. Dijo: “Antes que Abraham fuese, yo soy. Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue. Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo, Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el